EN BUSCA DEL DRAGÓN DORADO

INT: Flavia Hervás (Flavia Mayans), Vanesa (Ivana Mayans), Lin Yung (César Antonio Serrano), Luis Rodríguez, Trino Trives, Josette Graff (Rosa María Minumer), Antonio Mayans, Jesús Franco.

FOTO: Juan Soler

MÚSICA: Pablo Villa (Daniel J. White)

GUIÓN Y DIRECCIÓN: James P. Johnson (Jesús Franco)

1983. Golden Films. España. 83 min. Color

Flavia es una niña harta de que sus padres estén siempre discutiendo, así que decide escaparse y dar una vuelta por la isla donde veranean. Casualmente es testigo del asesinato de una anciana oriental que, antes de morir, entrega a su nieta Ojos de Almendra un misterioso pergamino. Los asesinos de la anciana buscan ese pergamino, pero un sabio chino, Chang, explica a las niñas su poder y el destino que se les ha encomendado: salvar el valioso tesoro que esconde la isla. Huyendo de los malhechores, Flavia y Ojos de Almendra se tendrán que enfrentar a varios peligros y animales salvajes, pero el luchador Samura aparecerá mágicamente para ayudarlas cuando las cosas se pongan feas.

“Todas las emociones hasta hoy dispersas en miles de películas, reunidas en una sola”, afirma la carátula de video de Golden Films. Y no es broma, porque EN BUSCA DEL DRAGÓN DORADO es un condensado de escenas trapisóndicas y fantásticas que podrían formar parte de una superproducción si no fuera porque no tienen ni un duro y se nota. La segunda película infantil del tío Jess tras UN CAPITÁN DE QUINCE AÑOS se basa ligeramente en el relato de Poe “El escarabajo de oro”, pero se acerca más a una especie de versión para niños del cine de aventuras clásico, desde las películas de Simbad a las de Indiana Jones, aliñado con escenas de batacazos de kung-fu, muy de moda en la época y presente en algunos otros títulos de Jess, como en LA SOMBRA DE UN JUDOKA CONTRA EL DR. WONG, del mismo año. A pesar de lo que presume la productora de Emilio Larraga, los presupuestos no estuvieron a la altura y esta película se convirtió literalmente un trabajo casero y familiar, con los habituales de la troupe franquiana haciendo dobles y triples tareas. Antonio Mayans, padre de las protagonistas y personaje secundario, ejerce también labores de productor, volviéndose loco para conseguir no sólo chinos, sino un mono, un tigre, una tortuga y un elefante. Así lo recuerda en una entrevista: “no creáis que era cosa fácil porque la mayoría de los chinos eran ilegales y trabajaban sólo en los sótanos de los restaurantes. Primero tenía que convencer a uno legal que venía un día, y al ver que todo iba bien y cobraba, poco a poco iba trayendo a toda la familia. Aunque comparado con otras cosas, eso era coser y cantar, lo peor era cuando Jesús me pedía escorpiones, tigres, elefantes o cosas así.” (1)

La película se rodó casi toda en exteriores de Tarragona, Levante y con los animales del Safari Acuático de Elche, y es un ejemplo magnífico de aprovechamiento de recursos que en vez de amedrentarse ante la precariedad de medios y descartar las escenas difíciles, opta por resolverlas con imaginación y desvergüenza. Hay aquí una clara intención de puesta en escena que entiende que una película no es apabullar a la audiencia con efectos especiales y despliegue técnico, sino provocarla para que entre en su juego, y más si se trata de una audiencia infantil. Así le ocurrió a Pedro Temboury, que cuenta que vio esta película de niño y en su cabeza permanece como un grandioso espectáculo, dejando un poso que encontró salida en KARATE A MUERTE EN TORREMOLINOS y sin duda marcó su concepción del cine en general. Curiosamente, el profesor Miyagui que Jess Franco hace en la película de Temboury parece un pariente de Chang, el papel que Jess se reserva en EN BUSCA DEL DRAGÓN DORADO, un chino sabio y clarividente de presencia sobrenatural.

A pesar de ser una película infantil, los diálogos de los niños protagonistas son inteligentes y llenos de mala leche, no muy diferentes de los que JF pone en boca de los adultos en alguna de sus comedias, como cuando Flavia explica a Ojos de Almendra que «España es el país más grande del mundo, con ciudades modernísimas como Huesca, Soria…» Los críos son los protagonistas y los que mantienen el peso de la película, por lo que el director se pone a su altura (a veces incluso con la cámara de Juan Soler), evitando esa actitud condescendiente de gran parte del cine infantil. Eso hace también que EN BUSCA DEL DRAGÓN DORADO pueda disfrutarse con bastantes años de más, como una serie Z de aventuras de las de sesión matinal de los sábados, pero con ese toque autoparódico y desmitificador tan propio del tío Jess, que se atreve incluso a citar EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA en una de las secuencias finales.

Diez años más tarde, Franco intentaría de nuevo otra revisión del relato de Poe en clave de cine de aventuras a lo Indiana Jones (en este caso Antonio Mayans). El proyecto, nunca estrenado, se conoce como LA JUNGLA DEL MIEDO/JUNGLE OF FEAR o también EL ESCARABAJO DE ORO y era una producción de Jacinto Santos y una compañía norteamericana que se abortó por falta de financiación (1). Por internet circula un montaje previo que se utilizó para vender la película a una televisión francesa, y que da una idea de lo delirante del asunto (ver youtube abajo) . Uno se pregunta a veces por qué el tío Jess se mete en batallas tan gordas sabiendo que tiene cuatro duros, porque a diferencia de los fan-films o del cine de Temboury, por ejemplo, JF no juega a convertir la escasez de medios en un discurso de complicidad con el espectador, ni en un efecto cómico, más bien parece que pretenda hacernos ver sus películas con ese ojo suyo, capaz de intuir a la Industrial Light and Magic en una casposa atracción de feria. Todo es cuestión de proponérselo, el que no quiera que no mire.

(1) Ver entrevista a Antonio Mayans en Francomanía